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- Ya te dije, no poseo ese don. Dos minutos. - Le respondió con calma.

Tadeo se desesperó; no entendía lo que sucedía.
Lanzo otras tres bolas de fuego, todas con el mismo resultado que la primera. No era posible que desviara su fuego si no era un Manipulador de Fuego...
Golpeó el aire con sus puños, enviando puños de fuego hacia el señor. Se desintegraron al acercarse a Walter, quien no se había movido un ápice.
Era imposible. Sus ataques se evaporaban y Walter no movía un músculo.

- Un minuto...
- ¿Sos espiritualista? - Preguntó Tadeo confundido.
- Buena pregunta, pero no Tadeo. Tampoco poseo ese don.
- No entiendo enton...
- Cincuenta segundos.

Tadeo estaba perplejo. No tenía idea de lo que estaba pasando. Optó por crear fuego directamente en Walter, como había hecho con Laura. Se concentró en el brazo derecho del señor y comenzó a realizar el complicado movimiento. Sintió entonces como si explotara su cerebro. Un ruido ensordecedor que provenía del interior de su cabeza y lo mareó terriblemente.
Fue como si su concentración hubiera impactado contra un muro, una barrera invisible que existía solo en su mente y únicamente podía ser percibida por él.

- Treinta segundos...

La cabeza le daba vueltas. ¿Qué había sido eso? Nunca había sentido o experimentado nada por el estilo. Era como si de pronto sus músculos hubieran decidido detenerse y no pudieran recordar qué pretendían hacer.

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